de la hipocresía

-o ni siquiera eso

los misterios misterios son

hacer posible lo imposible es cosa de la vida.
hacer imposible lo posible es cosa de dios.

"bajo estas premisas se animó a escribir el joven friedrich"

la vida es el misterio de dios y la realidad posible es resultado de lo que la vida alcanza a contemplar. la espiritualidad es relación ficcional. la espiritualidad de la vida hace que contemple a dios en la realidad posible. el origen de las religiones vienen de manifestaciones en la realidad posible de la espiritualidad de dios con la vida. la realidad posible es la parte de dios sujeta al tiempo, por lo que es la ficción de dios. la realidad imposible sin embargo es la parte de dios que no se ve afectada por el tiempo.

la ficción queda definda por la contemplación. la ficción de dios es la realidad posible. la ficción de la vida es la realidad imposible. el hombre es ficción de dios y dios es ficción del hombre. lo imposible es misterio de lo posible y al revés... ambos misterios son incompletos, pero la contemplación (relación ficcional) entre ambos misterios es exacta y perfecta.

dios creó la ficción para llegar a entender el misterio de la vida. cuando llegue el final de la vida -dicen los apocalípticos- llegará el final del tiempo y todo será imposible y eterno. dios habrá comprendido.

pero cabe pensar -dicen los existencialistas- que la ficción de dios sea eterna pues está sujeta como creación a las mismas leyes de su creador. así pues siempre habrá vida que permita la exactitud y perfección relacional.

dios es el imposible de la vida. dios es muerte. he comprendido a dios, por lo que le ha llegado el final a dios. dios ha muerto -dice nietzsche
sábado 25 de agosto, al mediodía: nietzsche ha muerto -dice dios

los misterios misterios son

del marchar

volvía perdido el poeta dando bandazos por el paseo. entonces empezó a despojarse de todo lo que le estorbaba. un rey, una sota... así hasta cuarenta. cuando llegó hasta el banco sólo le quedaba una. ni la miró. fumó su último cigarro y dejó caer el naipe. el otoño probablemente había llegado a su fin.

del azar

aquella mañana de domingo alguien le hizo un regalo. él barría el paseo y topó con una carta. a los pocos metros otra y otra un poco más allá. siguió el rasto hasta cuarenta. la última estaba boca arriba, junto a un banco. dos de espadas. se conmovió tanto que rompió a llorar. el otoño probablemente había llegado a su fin.

del amor

como un péndulo oscilaba su cuerpo colgado de uno de los tantos puentes de la circumbalación exterior. cuando fui a recoger los libros de filosofía dejados en herencia me senté en el suelo de su habitación. la luz entraba como podía entre la cortina y luego era descompuesta en espectros por la botella vacía junto al colchón. ahí me encontraba, escuchando resonancias del pasado.

el silencio se llegó a producir. ya podía marchar. estaba todo bien.

detective cotidiano

envenenaron el pato de la cena de copropietarios. una vez arrojado luz sobre este caso me gustaría hablaros de por qué en los bares atestados de gente los pasillos de tránsito se forman de manera natural a las espaldas de la gente menuda. existe un fenómeno de percepción en tales circunstancias donde el espacio queda delimitado por las cabezas sobresalientes. la gente pues, para abrirse paso sobre la marabunta se dirige a esos vacíos que resultan ser ocupados por esas personas que, bien genéticamente o bien por su condición de fumadora a temprana edad, no alcanzaron el estatus métrico de la masa.

otro día nos ocupará de la existencia de seres en el alcantarillado de la ciudad. a su servicio

locura autoconsciente

a veces miro en el espejo y veo un tipo que se fuma un gran puro. como me suena de algo pregunto en la barra del cafetín y lo tachan de loco de capirote. él bebe su café y se concentra en su puro, tampoco lo veo tan loco. decido acercarme para averiguar qué nos relaciona.
-oiga, disculpe... nos hemos visto en algún lado...
-sí, en el espejo. cada vez que te asomas te hago poeta del tres al cuarto. pongo en tu boca las palabras que a mí me gustaría escuchar.
-cierto! siempre pensé que eras mi alucinación provocada por la pasta dentrífica. caray, ¿está libre?- le señalo la silla
-menos que tú.
me siento y poso las manos sobre el teclado. de lo demás como siempre se me olvida lo escribo.

silencios...
tan ciertos, tan caros
el mundo gira sin la hora
silencios de silencios
omisión de caracteres
todo en nada
silencio...
deseos...
tan cientos volados
remedio dulce con demora
deseos de esos
concesión de menesteres
todo en nada
deseos...
excelsos...
tan sueltos, tan puestos
el sabor de la memoria
excelsos excesos
emoción de medios genes
todo en nada
excelsos...

del ayer, del mañana

de lo pasajero

la gente caminaba hacia una dirección de la calle. lo curioso no es que hubiera una multitud, sino que era el tráfico usual de peatones que se dirigía en una sola dirección. sólo un sombrero contradecía aquel fenómeno.

al día siguiente todo el mundo iba con sombrero, pero seguían con idéntico trayecto. nunca sucedía a la misma hora, pero sí al mismo tiempo.