del azar
aquella mañana de domingo alguien le hizo un regalo. él barría el paseo y topó con una carta. a los pocos metros otra y otra un poco más allá. siguió el rasto hasta cuarenta. la última estaba boca arriba, junto a un banco. dos de espadas. se conmovió tanto que rompió a llorar. el otoño probablemente había llegado a su fin.
3 Comments:
¿y en qué estaba pensando para conmoverse tanto? A mi me gusta el dos de espadas. pero me gusta más el caballo de espadas... (no pienses más, es que me gustan los caballos. De cuatro patas y que relinchan)
Besos
a ti lo que te gusta del caballo es el caballero. un abrazo
jejejeje, y el caballo...
Otro para ti
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