de la dicha

para el testigo profesional no existen crímenes perfectos. aguarda en las oscuridades hasta que los desmonta. la tragedia de este tipo es que no lo toman en serio en los judgados de guardia. los funcionarios toman sus palabras por disparates y en el mejor de los casos le despiden con una sonrisa burócrata.
para consuelo suyo ha oido hablar del juicio final y dicen del juez que a todos escucha y todo comprende. así no mengua su convencimiento y vuelve a sus escondites a trabajar.

al mismo tiempo y de forma antagónica existe el ladrón de testigos, que los vigila y aguarda a que éstos duerman para acercarse y cogerles la billetera. hubo quien compaginaba este empleo con sus labores para la administración, encargado de atender todas las denuncias de la ciudadanía. para ello se hace imprescindible el buen trato con el público y es menester adoptar una sonrisa de comprensión.